Las obras de arte y los objetos del patrimonio cultural en general tienen como característica común el tener un elevado valor que, en muchos casos, puede llegar a ser incalculable. La antigüedad del objeto, sus particularidades, la autoría de la obra o el simbolismo cultural y/o religioso son las causas principales de ese alto valor. La digitalización 3D constituye un procedimiento único para la salvaguarda de estos objetos, y no es algo con lo que arriesgarse a un mal trabajo.
